Por Fritz Springmeier
"El Ć”rea que hoy se conoce como TurquĆa ha jugado un gran rol en las religiones de misterio. El uso de drogas para crear "experiencias religiosas" fue desarrollado hasta degenerar en un fino arte por los grupos de las religiones del misterio en el Ć”rea de Turquia. Los Hashish, de donde deriva la palabra "Asesinos", controló partes del Libano y Turquia en tiempos medievales. Ellos usaron drogas para ganar la lealtad de sus reclutas".- Linajes de los Illuminati. Fritz Springmeier. 1998.
Los Asesinos Y El Legendario Viejo De La MontaƱa
"Aquellos aspirantes que eran conducidos al paraiso del profeta Mahoma, eran capaces de ejercer ciegamente las órdenes de Hassan Ibn Sabbah, el Viejo de la Montaña"Una de las primeras sociedades secretas que logró ser conocida en casi todos sus aspectos, fue la de los asesinos, fundada por un individuo conocido como El Viejo de la Montaña y cuyo nombre fue HassÔn Ibn Sabbah.
La secta de los Asesinos tuvo sus raices en la secta ismaelista de el Cairo conocida como "La Casa de la Sabiduria". Esta sociedad reclutaba a sus miembros con la promesa de otorgarles poderes sobrenaturales y una sabiduria eterna, lo cual ha sido costumbre en diversas sectas.
Se sabe que para que los candidatos fueran aceptados en la sociedad, Ć©stos debian pasar por nueve grados iniciĆ”ticos, el primero de ellos consistia en sembrar la duda en las ideas convencionales aceptadas sobre politica y religión (muchos grupos Gnósticos y Ateos movidos en la cĆŗspide por los Illuminati, promueven hoy en dia la tĆ”ctica de confundir las escrituras y los sucesos biblicos como ficticios o como historia derivada de otras religiones, tales como el filme de Zeitelgeist, promovido por masones de alto rango, N.del T.) De esa forma conseguĆan la confianza de los alumnos en sus maestros y considerarian su interpretación de los hechos como la Ćŗnica justa y razonable.
El aspirante a iniciado que deseaba recibir el octavo grado debĆa aceptar que todas las religiones que no fueran la suya, todas las disciplinas filosóficas, no eran mas que un fraude. Lo Ćŗnico importante era el individuo, que sólo podrĆa realizarse plenamente convirtiĆ©ndose al imĆ”n, suprema potencia temporal. Y finalmente, en el Ćŗltimo grado, les era revelado el secreto de toda ciencia: la acción cuyos motivos conocĆa y dominaba el jefe supremo de la sociedad secreta.
A la sociedad de la Casa de la SabidurĆa llegó un joven llamado Hassan Ibn Sabbah para revolucionar el sistema e iniciar una portentosa carrera que lo condujo a un impresionante liderazgo.
HassƔn redujo a siete los nueve grados iniciƔticos. Eran tambiƩn siete las reglas que desarrollaban un plan para difundir la fe, y muchas cosas mƔs.
La primera regla ordenaba los misioneros o dais (quienes eran los encargados de reclutar a los jóvenes aspirantes) tener sobrados conocimientos de psicologĆa para no equivocarse en la selección de los candidatos. La segunda regla apoyaba el uso del halago y de cualquier medio tendiente a ganar la confianza de los futuros miembros.
Estas reglas o grados de la sociedad permanecieron en secreto para los profanos, y si llegaron a ser conocidas se debe a la llegada de los mongoles. Cuando los mongoles se apoderaron por las armas de la fortaleza de Alamut, su jefe Halaku pidió a su primer ministro que examinara la fortaleza del castillo. El ministro cuyo nombre era Djuveini era un tipo bastante culto, y fue el quien escribió un libro en el que describió la organización de los asesinos, y en dicho libro mencionaba que el nombre de la secta derivaba de la palabra Ć”rabe Haschich, que significa "consumidor de HachĆs", ya que las personas que visitaban el "paraĆso secreto", e incluso los guerreros consumĆan hachĆs para armarse de valor.
El Viejo De La MontaƱa
Aparte de el Cairo, sólo en la ciudad de Bagdad la sociedad secreta ismaelita habia tenido éxito, sin embargo, en 1123 fue disuelta por el visir Afdal. Antes de que esto pasara, HassÔn Ibn Sabbah habia logrado perfeccionar la sociedad secreta agonizante y fundó una organización, la de los asesinos, que sobrevivió varios siglos.HassÔn fue enviado por su padre a una escuela ortodoxa en Persia y mÔs tarde viajó a Egipto en donde conoció la secta de los Ismaelitas de la Casa de la Sabiduria, de la cual con el paso del tiempo llegó a convertirse en su mÔxima autoridad, transformÔndola por completo para darle un sentido mas dinÔmico aunque también mas cruel.
HassƔn consideraba insuficientes las promesas hechas por Mahoma a sus partidarios de concederles la dicha eterna en el paraiso. Sus hombres alcanzarian ese paraiso antes de morir.
Escogió para crear su paraiso un valle secreto ubicado en unas montañas al noroeste de IrÔn, cerca del Mar Caspio, el lugar seria descrito por Marco Polo a su regreso de Europa de uno de sus viajes a China.
Marco Polo describió un jardin maravilloso, conocido solo por aquellos que pertenecian al culto. Protegido por un castillo, el jardin era una réplica de la visión del paraiso del profeta Mahoma. "En el pueden encontrarse todas las frutas y los palacios mas hermosos del mundo", escribió Marco Polo. Habia tres canales: del uno brotaba agua, del otro miel y del otro vino; En ese lugar estaban las mujeres mÔs hermosas del mundo, y cantaban, bailaban y tocaban instrumentos mejor que nadie".
El objetivo que perseguia HassƔn, al crear aquel fasciante universo, era ofrecer todos los placeres sensuales prometidos por Mahoma a sus fieles. HassƔn que mas tarde seria conocido como el Viejo de la MontaƱa queria hacerles creer a sus seguidores que Ʃl estaba a la altura del profeta, y que era capaz de ofrecer en vida a sus seguidores los placeres del paraiso.
A corta distancia de aquel paraiso, HassĆ”n construyó una fortaleza en la cĆŗspide de una montaƱa, escarpada e inacessible a la que le dió el nombre de Alamut y desde la cual giraba sus órdenes y extendĆa su dominio por toda la región.
Sólo los jóvenes aspirantes a asesinos eran admitidos en este edĆ©n y cuando HassĆ”n los consideraba preparados para la iniciación, se les administraba hachĆs hasta que quedaban sumidos en un profundo sueƱo. Luego, se les conducĆa al jardin donde despertaban rodeados de esplendores indescriptibles, pasaban momentos sumamente gratos hasta el momento en que, nuevamente, sin que ellos se dieran cuenta, eran drogados nuevamente para regresarlos a la realidad. Nadie que hubiera experimentado este paraiso, donde toda falta era perdonada, deseaba abandonarlo jamĆ”s, por lo que a los jóvenes se les aseguraba en cuanto recobraban el conocimiento que si morĆan por la causa de HassĆ”n se hallarian de inmediato de regreso en aquel mundo maravilloso, y esta vez seria por toda la eternidad. El viejo aclaraba que sólo aquellos que murieran defendiendo su causa podrĆan alcanzar el paraiso, y tampoco era posible llegar por medio del suicidio (con esto evitaba tener bajas en sus seguidores).
HassĆ”n utilizaba todas las formas posibles para convencer a sus seguidores, incluso recurrĆa a preparar actos perfectamente ensayados, como el de mandar abrir un agujero en el suelo de su sala de audiencias en donde se introducĆa a un hombre de su confianza de tal manera que sólo sobresalieran su cabeza y cuello. En torno al cuello se colocaba un plato con un hoyo en el centro y se baƱaba con sangre, para dar la impresión de estar reciĆ©n decapitado. Se invitaba a varios reclutas a contemplar la cabeza y Ć©sta repentinamente abrĆa los ojos y boca describiendo las maravillas del paraiso de las que habia sido testigo. El viejo les explicaba entonces que la cabeza habĆa regresado por un breve lapso a la vida para que pudiera contar sus agradables experiencias ante los amigos que lo habian conocido.
Luego, la cabeza era cortada de verdad y expuesta, por espacio de varios dias en un lugar pĆŗblico. Todos podĆan verla, separada ahora del tronco, y los espectadores se maravillaban ante lo sucedido.
No obstante, en compensación, los asesinos debĆan realizar misiones, o de lo contrario eran expulsados de la sociedad. Dichas misiones consistĆan en matar, y los asesinos las ejecutaban con ciega obediencia.
La influencia del culto de los guerreros asesinos fue evidente en otra sociedad, la orden militar cristiana de los Caballeros Templarios. Pocas instituciones medievales eran tan respetadas, si bien era un respeto teñido de miedo y de envidia, como ésta, que se dedicaba a la protección de los peregrinos cristianos en tierra santa.
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