Dios y los 7,000 años de historia humana

jul 24, 2022
Por Leonardo M. // Ritual y Propaganda
№ 30

Estimado lector,

Contrario a los postulados de que la historia humana involucra millones de años de evolución darwiniana, la Biblia enseña solo 7.000 años del ser humano sobre la Tierra. Podemos trazar esta linea de tiempo gracias a las genealogías de muchos de los libros de la Biblia. Es también interesante que 2 Pedro 3:8 dice que para Dios "un día es como mil años, y mil años como un día". Una declaración de que Dios no experimenta el tiempo linealmente como lo hacemos nosotros. Veamos los siete milenios y cómo se relacionan proféticamente con los siete días de la creación.

En el primer día Dios creo la luz (Génesis 1:1-4), una proyección de los primeros mil años de la humanidad (4,000 a.C - 3,000 a.C) donde al no existir la ley ni el sacrificio de Cristo, el mundo era juzgado por la luz de su conciencia. Adán y su descendencia próxima fueron juzgados por su obediencia a Dios y la consciencia que les dio para diferenciar el bien del mal. Un tipo del primer día donde Dios separó la luz de las tinieblas.

En el segundo día Dios creo la expansión entre las aguas (Génesis 1:6-10), es decir, separó los mares que cubrían la Tierra en dos grandes partes. Esto también apunta a uno de los mayores eventos del segundo milenio: el diluvio de Noé (3,000 a.C - 2,000 a.C). La separación de las aguas que creó Dios en el segundo día de la creación, colapsó (las aguas de los cielos y las aguas de la tierra), generando un diluvio a escala global.


En el tercer día, Dios creo la tierra, los árboles, los frutos y las semillas (Génesis 1:11-13). Vemos como en el tercer milenio (2,000 a.C - 1,000 a.C) Dios hace un pacto con Abraham sobre una parte específica de la tierra, así como la promesa que de su descendencia (o simiente) saldría toda una nación. La promesa de su linaje también traería al Mesías, quien en el futuro gobernará la Tierra cumpliendo el pacto Abrahámico.

En el cuarto día, Dios creo el sol, la luna y las estrellas (Génesis 1:14-19), una proyección del cuarto milenio (1,000 a.c - 1 d.C), donde nacería el Salvador de la humanidad. Jesucristo es descrito como el “Sol de justicia” y la “Estrella Resplandeciente de la Mañana". Sin olvidar que una estrella, que fue creada en el cuarto día, marco su lugar de nacimiento en Belén. Así mismo, algunos teólogos describen la Luna como un símbolo del creyente, que refleja la luz de Cristo (Sol).

El quinto día, Dios creo la vida, iniciando por las aves y los peses del mar (Génesis 1:20-23). El mensaje de Jesucristo se propaga en el quinto milenio (1 d.C - 1,000 d.C), trayendo restauración como el sacrificio perfecto. Es imposible tener vida eterna sin Jesucristo. Él dijo “Yo soy la resurrección y la vida”, y lo cumplió literalmente resucitando de entre los muertos. Algún momento de este milenio también marca el inicio de la gracia.

En el sexto día, Dios creo a las bestias, los animales que se arrastran y al hombre (Génesis 1:24-33). Al final del sexto milenio (1,000 d.C - 2,000 d.C) vemos lo que será la Tribulación de siete años y la inevitable manifestación del Anticristo, quién es llamado "la bestia" o la serpiente antigua. Hemos pasado a hablar del futuro. Es interesante que el sexto día Dios creo al hombre, y Apocalipsis menciona que 666 es un número de hombre (Apocalipsis 13:18). Estos dos elementos, "la bestia" y la idea del hombre como su propio dios son características decadentes de los tiempos finales, aquel tiempo que marcará el regreso de Jesucristo.

En el séptimo día Dios descansó (Génesis 2:1-3), una referencia al séptimo milenio (2,000 d.C - 3,000 d.C) que la Biblia describe como el Reino Milenial. Un gobierno establecido por Cristo luego de que en su Segunda Venida, destruya al Anticristo. Un tiempo de reposo que tendrá lugar luego de la Batalla de Armagedón. Este reino durará literalmente 1,000 años (Apocalipsis 20:4-8), y será la restauración del Jardín del Edén y el cumplimiento de lo que varios profetas anunciaron.

*Fechas estimadas usando el calendario gregoriano.

A través de su Palabra, Dios demuestra que tiene el control de los tiempos y sus eventos, siendo las Escrituras y la profecía superior a cualquier teoría humana. Nuestra confianza está firme en el que estableció las cosas desde el principio. Gracias por leer el newsletter de esta semana. No olvide compartir el material con sus familiares y cercanos.

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Leonardo M.

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