Modo Oscuro

No creyendo a cualquier espíritu engañoso

sept 4, 2022
Por Leonardo M. // Ritual y Propaganda
№ 36

Estimado lector,

En la tradición católica, hay muchas apariciones reportadas de María, ángeles y/o santos apareciendo y entregando un mensaje de Dios. Es probable que en algunos pocos de estos casos, la gente estuviera viendo algo sobrenatural o inexplicable.

Sin embargo, que una aparición sea auténtica no significa que sea un mensaje de Dios. La Escritura declara que Satanás y sus demonios se disfrazan astutamente de ángeles de luz. El engaño satánico es una explicación posible de muchas apariciones.
"Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras."
–2 Corintios 11: 14-15
Pero tenemos un método infalible para diferenciar las mentiras o alteraciones de una verdad. Si las enseñanzas que se adjuntan a estas apariciones son contrarias a la Biblia, las apariciones mismas son entonces de naturaleza satánica.


Tomemos de ejemplo la aparición de la Virgen de Fátima el 13 de octubre de 1917 a tres niños portugueses. Cuando uno compara el mensaje de Fátima con lo que enseña la Biblia, es evidente que las "revelaciones" de Fátima combinan la verdad con varias prácticas y enseñanzas no bíblicas.

En el mensaje se hace referencia a María como la "santísima Madre" y que posee un "corazón inmaculado". Con esto los católicos no quieren decir que ella recibió la justicia y la santidad dada a través de la muerte de Cristo (2 Corintios 5: 17-21), sino que fue salvada en todas sus formas por haber sido concebida sin el pecado heredado de Adán.

La Biblia nunca se refiere a María como sin pecado, mucho menos que ella tenga un corazón inmaculado. Más bien, María misma se refiere a Cristo como su Salvador en Lucas 1:46-47. Esto la ubica con el resto de la humanidad, como una transgresora que necesita un Salvador.

El mensaje de Fátima también afirma que no hay problema que no se pueda resolver rezando el Rosario y que esta actividad conducirá a la salvación de muchas almas. Una vez más, nunca se encuentra tal enseñanza en las Escrituras. La oración principal del Rosario es el "Ave, María", que se repite cincuenta veces.


Las cuentas del Rosario fueron traídas de varias religiones paganas. El momento exacto de su origen es difícil de rastrear. Sin embargo, sabemos que los budistas y los musulmanes habían estado usando cuentas para contar oraciones siglos antes de que el Rosario fuera presentado a los católicos romanos. La misma Iglesia Católica ha reconocido que el uso generalizado del Rosario no se dio hasta el siglo XIII.

Los católicos no solo ven a María como la que intercede ante su Hijo por nosotros, sino que los católicos también le dirigen oraciones para que libere a las personas del pecado, de la guerra, etc. En la oración del Papa Juan Pablo II de principios de la década de 1980, suplica repetidamente a María que nos libre de la guerra nuclear, el hambre, la autodestrucción y la injusticia.

Pero la oración a María o a los santos no se encuentra en la Biblia. La Escritura nos dirige a orar a Dios (Lucas 11: 1-2; Mateo 6: 6-9; Filipenses 4: 6; Hechos 8:22; Lucas 10:2).

Además, en ninguna parte se enseña que María lo ve todo, lo oye todo y es omnisciente, como tendría que serlo para escuchar y responder a la multitud de oraciones que se dirigen hacia ella, de los muchos católicos que oran simultáneamente. En cambio, las Escrituras enseñan que tanto los ángeles como los espíritus de los muertos son seres finitos, que solo pueden estar en un lugar a la vez (Daniel 9: 20-23; Lucas 16:19-24).

No es un secreto tampoco que el acto clave de la adoración a la Señora de Fátima es inclinarse ante las imágenes asociadas con la aparición y adorarlas.

Contrario a esto, encontramos en la Biblia que cada vez que alguien se inclina ante uno de los "santos" o ángeles, se le dice que se levante y se detenga. Solo cuando se hace a Cristo o al "Ángel del Señor" (una aparición preencarnada de Cristo) o a YHWH, se acepta tal adoración.


Podemos ir viendo que las enseñanzas que sugiere el mensaje de Fatima son la antítesis de la obra de Cristo en la cruz y de nuestra necesidad de salvación solo por medio de Él. Invocar tal concepto de María y su “inmaculado corazón” y ver el Rosario como el medio supremo para salvar almas va en contra de verdades bíblicas (Hechos 4:12; 1 Timoteo 2:5).

No dudemos de que el culto a la Virgen de Fatima es solo una de las variantes del culto a la diosa Astarté. La otra aparición de tal entidad como “La Señora de Todos los Pueblos” es de particular importancia porque tal manifestación ha sido la que más ha hablado en persuadir a los fieles para que se la nombre co-redentora al nivel de Jesucristo. Pero leamos atentamente este pasaje de Isaías.
“En cuanto a nuestro Redentor, el SEÑOR de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel. Siéntate y aléjate de las tinieblas, hija de los caldeos, porque nunca más te llamarán Señora de los Reinos."
–Isaías 47:4-5
¿Será que Dios reveló con 2.700 años de antelación que la Señora de los Reinos querría ser elevada como co-redentora? Dios nos dice que solo Él “declara el fin desde el principio”, por lo que no sería sorpresa de que Dios previó esta engañosa doctrina. Dios responde enfáticamente que sólo Él es el que restaura la naturaleza caída del hombre.

En resumen, la doctrina de María como un tipo de diosa se refuta por el mismo Jesús cuando una mujer en la multitud proclamó: "Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste" (Lucas 11:27). Y Jesucristo contesto claramente: "Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan" (Lucas 11, 28). Para Jesús, la obediencia a la palabra de Dios era más importante que ser la mujer que dio a luz al Salvador.

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Leonardo M.

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