Modo Oscuro

Los abortos modernos reflejan los antiguos sacrificios a Moloch

mar 7, 2023
Por Leonardo M. // Ritual y Propaganda
№ 53

Estimado lector,

La antigua práctica del sacrificio de niños se ha reanudado con el aborto legal en muchos países, solo que ya no es un ritual masivo, sino que está oculto a nuestros ojos. Oculto en la habitación de una clínica oportunista.

Los bebés ya no se sacrifican en los altares de los antiguos dioses Moloch y Baal. En cambio, se sacrifican en pos de la conveniencia egoísta, las metas personales o los beneficios materiales.

Dios dijo a través de Moisés: “Escoge ahora la vida, para que vivas tú y tus hijos” (Deuteronomio 30:19). En el mundo antiguo, el sacrificio de niños era común. Por ejemplo, en lo que solía ser Cartago, la actual Túnez, en cementerios antiguos cerca de templos paganos, los arqueólogos han desenterrado huesos de bebés que fueron sacrificados.


Antes de la conquista de la Tierra Prometida por el pueblo hebreo, el sacrificio de niños entre los cananeos era común. Aunque suene sorprendente, los profetas de Baal y Astoret eran asesinos consumados de niños y bebés.

Quizás el dios antiguo más notorio de los amonitas fue Moloch. Moloch era adorado por medio del sacrificio de niños en repugnantes orgías. En algunos lugares se calentaba una imagen del falso dios al rojo vivo, y los cuerpos de los niños se colocaban en sus brazos. Moisés advirtió específicamente a los israelitas que no adoraran a tal entidad:
"No darás ningún descendiente tuyo para hacerlo pasar por fuego a Moloc. No profanarás el nombre de tu Dios. Yo, el SEÑOR."
–Levítico 18:21
Pero como registra el Antiguo Testamento, los antiguos hebreos a menudo se rebelaban contra Dios y contra este mandamiento. Esto se registra en el Salmo 106:
“Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios; derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas que sacrificaron a los ídolos de Canaán. La tierra fue profanada con los hechos de sangre. Así se contaminaron con sus obras y se prostituyeron con sus hechos.”
–Salmos 106:37-39
Uno de los peores reyes de Judá fue Manasés. En 2 Crónicas leemos:
“Hizo pasar por fuego a sus hijos en el valle de Ben-hinom; practicó la magia, la adivinación y la hechicería; evocó a los muertos y practicó el espiritismo. Abundó en hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, provocándolo a ira.”.
–2 Crónicas 33:6
Más interesante aún, existe un vínculo con estos sacrificios de niños y el infierno. El principal lugar de adoración durante y después de la época de Manasés fue el valle de Hinnom, un lugar de tan mala reputación que se convirtió en un tipo de infierno en la Tierra.



Cuando Jesús habló del infierno, uso palabra griega Gehenna, que significa "el valle de Hinnom", el antiguo lugar de sacrificio de niños. Jesucristo dijo que el reino de los cielos era de los niños (Mateo 19:14), pero algunas personas sacrificarían a sus propios hijos por sus dioses personales.

Pero no tengan duda, Dios dijo que "la vida está en la sangre" (Levitico 17:11-14), y desde que el embrión contiene tan solo una gota de sangre, es un ser vivo totalmente independiente de la madre, es decir, es una creación de Dios. El practicar las distintas técnicas macabras de aborto es un asesinato.

El ser humano in utero es un organismo biológico. Está claramente vivo, teniendo los atributos de la vida incluyendo una estructura organizada, está ingiriendo alimento, excretando desechos, respondiendo a estímulos y adaptándose al ambiente. Tiene, en sí mismo, todas las cualidades biológicas de la vida.

Es por esto que no nos engañamos ilusamente, uno no puede participar en la realización de abortos y al mismo tiempo ser discípulo de Cristo, el Señor de la vida eterna. El aborto es la versión moderna de la antigua práctica del sacrificio de niños. Moloch y Baal estarán complacidos.

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Leonardo M.

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