Ciertamente no estás en el medio

jul 12, 2023
Por Leonardo M. // Ritual y Propaganda
№ 61

Estimado lector,

Cuando el Señor Jesucristo estaba en una cruz sostenido por tres clavos, dos delincuentes lo acompañaban (Marcos 15:27).

Dos transgresores de la ley romana estaban crucificados junto con Cristo. Uno a la izquierda, el otro a la derecha.

Si bien ambos se encontraban en la misma posición lastimera, no continuaron iguales hasta su muerte.

Uno reconoció al Mesías (Lucas 23:40-43), el otro lo despreció (Lucas 23:39). Esto llevo a que, luego de morir, sus almas tomen dos caminos distintos, uno fue al paraíso, el otro al Hades (Lucas 16:19:31).

Ninguno de los ladrones se bautizó, ninguno hizo los sacramentos, ninguno cumplió la ley, pero uno fue al cielo, el otro al infierno.



Ninguno de los ladrones guardó el sábado, ninguno diezmó, ninguno sirvió, pero uno fue condenado y el otro salvado.

Ninguno de los ladrones se postró a orar, ninguno fue a una iglesia, ninguno rezó el rosario, pero uno vivirá eternamente en el reino de Dios y el otro vivirá eternamente en el lago de fuego.

Esta escena nos muestra dos cosas, primero que la salvación no es por obras, es por reconocer al Salvador (Efesios 2:8-10). Antes de morir, Jesús le dijo al ladrón que tuvo entendimiento:
"De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso."
–Lucas 23:43
Y segundo, que estamos a la derecha o a la izquierda del Señor, ciertamente nadie está en el medio. Somos salvos o no lo somos, miramos a Jesús como Señor y Salvador o solo lo traspasamos.

En ese pequeño monte llamado Gólgota, donde los romanos ejecutaban a sus criminales, Dios tipificó lo que millones de seres humanos tenemos que enfrentar, la decisión de quién es Jesucristo en nuestra vida.

Saludos y buena semana.

Leonardo M.

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