Como las estrellas del alba que alaban

nov 13, 2023
Por Leonardo M. // Ritual y Propaganda
№ 68

En Judas 1:6 se habla de ángeles que abandonaron su morada, su habitación original, para cometer actos indebidos en el mundo terrenal (Génesis 6:12). Aquel lugar de origen o morada celestial, es señalado arriba en las estrellas.

Ampliando esto, los ángeles son también una forma de "estrellas", los objetos astronómicos luminosos con forma de esferoide (Génesis 1:16). A veces difícil de entender, existe una misteriosa conexión de los planetas y las estrellas con los seres angélicos.
"¿Sobre qué están fundadas sus basas? ¿o quién puso su piedra esquinada, Cuando todas las estrellas del alba alababan, y jubilaban todos los hijos de Dios?"
–Job 38:6-7
Las "estrellas del alba" son una clara referencia a ángeles, una descripción de los hijos de Dios cantando. En diversas partes de la Biblia, ambos términos, ángeles y estrellas, pueden ser intercambiables.

En Apocalipsis 11:4 también se usa a los cuerpos celestes para describir la futura y violenta caída de los ángeles rebeldes de Satanás hacia la superficie terrestre. Evento que ocurrirá en la futura Tribulación.
"Y su cola traía con violencia la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó a la tierra."
-Apocalipsis 12:4
No es de sorprender entonces, que cada ángel caído puede estar vinculado con una estrella real en la galaxia (Deuteronomio 17:3). Estas doctrinas esotéricas no están arraigadas solo en la imaginación de los hombres antiguos, tienen su origen en la era antidiluvial.


Esta es la razón por la que Pablo y Barnabás fueron confundidos en Listra con dioses humanos que descendieron del cielo a realizar milagros, atribuyéndoles nombres de planetas en un sentido religioso.
"Y las gentes, visto lo que Pablo había hecho, alzaron la voz, diciendo en lengua Licaonia: Dioses en semejanza de hombres han descendido a nosotros. Y a Barnabás llamaban Júpiter; y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra. Entonces el sacerdote de Júpiter que estaba delante de la ciudad de ellos, trayendo toros y guirnaldas delante de las puertas, quería con el pueblo ofrecerles sacrificio."
–Hechos 14:10-13
Ambos hombres de Dios rechazaron ser adorados, pero la narración expone claramente que el culto a las estrellas y los planetas se dirige a ángeles caídos o demonios en su forma terrenal, seres que buscan ser adorados como dioses, y algunos de ellos tienen forma de hombres (2 Corintios 11:14).

El mismo Lucifer es llamado la estrella de la mañana (Isaías 14:12); en su intento por imitar al Señor Jesucristo, quien es la verdadera Estrella de la Mañana (Apocalipsis 22:16). Jesucristo ES la luz, mientras que Lucifer es el portador de la luz. Una estrella es emisor de luz.

El pentagrama satánico tiene forma de una estrella invertida de cinco puntas, dentro de ese emblema se encuentra la cabra, porque como ángel caído, Lucifer es una estrella que intenta sentarse en el trono de Dios.

La NASA que está llena de francmasones, nombra algunos planetas como dioses mitológicos. Las pirámides de Egipto y otros monumentos megalíticos en el mundo apuntan a los astros con una precisión milimétrica, rindiendo culto a sus dioses de las estrellas.

Pero el hecho importante es que los creyentes, nosotros, también seremos transformados hacia la naturaleza de los ángeles. El Señor Jesucristo en Mateo 22:29 menciona la transformación de la naturaleza humana a una naturaleza celestial.

El cuerpo resucitado de Cristo, es también, un cuerpo glorificado como las estrellas, no afectado por las condiciones fuera de la atmósfera. El rapto es el evento donde cambiaremos físicamente, siendo semejantes a los ángeles, ya no con cuerpos de sangre y carne, pero físicos al fin.
“Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.”
–Daniel 12:3
La cita superior de Daniel 12 es más literal de lo que creemos, el cambio físico del cristiano está relacionado con la gloria de las estrellas (1 Corintios 15:41). Todo manifestado dentro del contexto del cielo nuevo y la tierra nueva (Apocalipsis 21:1).

Por tanto, el creyente tendrá la capacidad de cruzar el segundo cielo, entre las galaxias, planetas y las estrellas, como un astro en su propia luz (Isaias 40:22). Lo que le fue quitado a los primeros hijos de Dios, le será entregado a los nuevos hijos de Dios. Definitivamente algo que recordar.

Leonardo M.

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