Por Leonardo M. // Ritual y Propaganda
№ 75Estimado lector,
Era el año 1998 cuando asistí al estreno de la película de Dragón Ball: El Árbol de la Esencia Sagrada, en una de las diversas visitas que hacíamos con mi padre al cine.
Como niño seguidor de la saga y de la animación en general, fue memorable ver la escena de un árbol alienígena gigante que crece hasta salir de la estratosfera terrestre.

No sorprende que esta película esté llena de mitología pagana y referencias esotéricas. Gran parte de lo que produjeron en Japón en la década de los 80 contenía mensajes ocultos sobre gnosticismo.
Es por esta razón que se pueden ver elementos similares en el capítulo 4 de Daniel, en el sueño y la visión que tiene el rey Nabucodonosor sobre sí mismo y su propio futuro como rey de Babilonia.
Nabucodonosor soñó un árbol de altura sobrenatural, plantado en medio de la tierra, que creció hasta que su copa tocaba el cielo y podía verse desde cualquier parte de la tierra (Daniel 4:10).
En el mismo sueño, los animales salvajes y las aves venían a refugiarse bajo su sombra, y varias criaturas se alimentaban de su fruto que se describe como abundante (Daniel 4:11).
El sueño continúa con la llegada de un vigilante, es decir, un ángel, que desciende del cielo y ordena que el árbol sea cortado y sus animales dispersados, dejando solo sus raíces atadas con hierro.
“Mas el tronco de sus raíces dejaréis en la tierra, y con atadura de hierro y de metal quede atado en la yerba del campo, y mar mojado con el rocío del cielo, y su vivienda sea con las bestias en la yerba de la tierra: Su corazón sea mudado de corazón de hombre, y séale dado corazón de bestia; y pasen sobre él siete tiempos.”El profeta Daniel, que era el príncipe de los magos en aquella época (exiliado en Babilonia), da el significado del sueño. El árbol en crecimiento simboliza al rey Nabucodonosor, quien, abrumado por el orgullo, cree que el imperio de Babilonia es obra de sus manos (Daniel 4:30).
–Daniel 4:15-16

Él ignora que es Dios quien le ha dado ese poder y gloria. Debido a esta exaltación y orgullo, el Señor le da una profecía que irrumpirá con su gobierno como rey. Él es degradado de un momento a otro. El rey se convierte en un hombre-animal que pierde su raciocinio y empieza a actuar como una bestia.
"En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fué echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se bañaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como de águila, y sus uñas como de aves."
–Daniel 4:33
Aquí vemos el origen de la licantropía y los mitos del hombre lobo. Nabucodonosor duerme en la intemperie, camina en cuatro patas y come la vegetación de la tierra por siete años (Daniel 4:23). Su reino permanece, pero ahora vive con las bestias del campo.
Después de este período de locura de siete años, recupera la conciencia y da gloria al Dios del cielo, entendiendo que Él es quien quita reyes y pone reyes (Daniel 2:21). Nabucodonosor se convierte al Dios verdadero.
La transformación de Nabucodonosor también contiene muchas referencias al Anticristo. Él es un hombre-bestia. El Anticristo luego de morir y resucitar, sale del mar como "la bestia que sube del abismo" (Apocalipsis 11:7-8).
Nabucodonosor come hierba con los bueyes. Satanás era un querubín (Ezequiel 28:14), y el rostro de un querubín era el rostro de un buey (Ezequiel 1:10; Ezequiel 10:14).
Daniel describe que el cabello de Nabucodonosor creció “como plumas de águila”, y una de las caras de los querubines era la de un águila (Ezequiel 1:10; Ezequiel 10:14).

El antiguo imperio de Babilonia también está conectado con el Anticristo. Durante la tribulación se le prenderá fuego a “BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS FORNICACIONES, Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.” (Apocalipsis 17:5, Apocalipsis 18:8).
También vemos que en el capítulo anterior de Daniel, Nabucodonosor levanta una estatua dorada de sí mismo en forma de símbolo fálico, para que todos adoren la estatua (Daniel 3:4-6). Esto es lo mismo que hará el Anticristo en el futuro (Apocalipsis 13:14-15).
Pero a diferencia del Anticristo, Nabucodonosor se arrepiente de su orgullo y le da gloria al Dios de cielo una vez que recupera su cordura y su imperio. Reconoce que es el Señor el que tiene el reino que nunca será destruido.
Aquí vemos una gran evidencia del libre albedrío. El Anticristo acepta recibir el poder de Satanás para liderar una batalla contra Dios (Apocalipsis 16:13-16). Nabucodonosor, por otro lado, accede a humillarse y reconoce que es un simple mortal (Daniel 4:37). Dos caminos muy distintos.
Estas fueron algunas lecciones e ideas de mi reciente estudio de Daniel 4. Saludos y buena semana.
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