Se gozará mucho su corazón

nov 13, 2023
Por Leonardo M. // Ritual y Propaganda
№ 67

Estimado lector,

Una de los cosas más complejas de sobrellevar en la vida cristiana es la falta de paz. Al estar bajo ataques constantes a la carne (Romanos 8:5-9) y la mente (2 Corintios 10:4-5), muchas veces caemos desmoralizados.

La profecía bíblica y una relación con Dios es la clave para sacarnos de la depresión o la ansiedad. El punto relevante será por tanto, entregar todas estas dificultades al Señor (Nahúm 1:7).



Cuando nos consagramos en una relación con Dios, tendremos la paz que sobre pasa todo entendimiento (Filipenses 4:7), pero debemos evitar el ciclo común de estrés y ansiedad al que usualmente caemos:

[Sin Paz]: Afanes de la vida → Pecado → Pensamientos negativos [Preocupación] → Pecado → Se repite el ciclo

Debemos recordar que todo este proceso se desarrolla en la mente, muchas veces sin un sustento real, por eso Filipenses menciona que la paz de Dios guarda nuestros pensamientos. La mente es el campo de batalla:
"No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias, Y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús."
–Filipenses 4:6-7
Por tanto, debemos cambiar nuestro hábito al siguiente ciclo donde tenemos una relación con Dios y un hábito de oración que nos aleje del pecado:

[Con Paz]: Afanes de la vida → Pecado Oración → Pensamientos positivos [Gratitud] → Pecado Oración → Se repite el ciclo

Lo que se trata de expresar es que en vez de estar afanados con lo que no tenemos o lo que deseamos, debemos pedírselo a Dios en oración y súplica (Juan 16:24). El hábito diario de la oración es innegociable (1 Pedro 5:7).

El otro cambio que deberá hacerse es el de reemplazar los pensamientos negativos con pensamientos positivos sobre lo que Dios ya nos ha dado y hemos sido bendecidos. Es decir, recordar lo que si tenemos y agradecer (1 Tesalonicenses 5:18).



Y no hablamos solo de nuestra salvación en Cristo o la vida eterna, sino de cosas tangibles y que tenemos en este mundo terrenal: salud, trabajo, familia, compañerismo, amor, una iglesia, etc.

Ahora, existe un factor profético para sobrellevar el desánimo y tener pensamientos positivos, esto es recordar que la pequeña fracción de tiempo que experimentemos en esta tierra no se compara a los mil años que estaremos con Cristo.
"También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo."
–Juan 16:22
Por eso esperamos la Segunda Venida de Cristo, quien nos consolará y no volveremos a experimentar, pena, depresión, tristeza ni llanto (Isaías 65:17). Sino que seremos premiados y completos en Cristo (1 Corintios 9:24-25).

Por más que en esta tierra vivamos aflicciones por 80 o 90 años, nada se iguala con 1,000 años de perfección y gozo, seguidos de la ETERNIDAD, de la cual no sabemos mucho, pero se nos dice será increíble.
"Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron."
–Apocalipsis 21:4
Debido al pecado, el ser humano está hecho para enfocarse en lo malo que perciben sus sentidos, pero la Biblia nos enseña todo lo contrario, con un gran énfasis en ser valiente y paciente en lo que se cumplen todas las profecías (Apocalipsis 14:12).



Sin duda llegará el día cuando todos nuestras aflicciones y angustias van a desaparecer, pero esto no ocurrirá hasta que estemos en el cielo nuevo y la tierra nueva, donde "las primeras cosas pasaron".

Si pese a todo, aún le es difícil manejar el desánimo y la ansiedad, la Biblia deja claro que Dios usa las tribulaciones para una mejor ganancia: nuestro propio crecimiento espiritual. Al igual que una mujer que da a luz, luego del dolor llega la felicidad y la satisfacción (Juan 16:21-22).
"pero cuando la fe de ustedes sea puesta a prueba, como el oro, habrá de manifestarse en alabanza, gloria y honra el día que Jesucristo se revele. El oro es perecedero y, sin embargo, se prueba en el fuego; ¡y la fe de ustedes es mucho más preciosa que el oro!"
–1 Pedro 1:7
Cuando sintamos que el fuego de la prueba nos hace abatirnos (Daniel 3:16-30), recordemos que estamos en una carrera que deberá acabar, una carrera de resistencia por el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús (Filipenses‬ ‭3‬:‭13‬-‭14‬).

Saludos y buena semana.

Leonardo M.

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